Tres creadores Pedrenses
Recordar tres nombres fundamentales en las artes plásticas de nuestro país, como lo son Manuel Rosé, Miguel A. Pareja, Germán Cabrera, es también recordar nuestra breve historia como ciudad. Porque a través de ellos reconocemos un pasado, íntimo e histórico, complejo y esencial, como puede ser la vida. Si hablara desde esta página en primera persona, o si conversáramos cotidianamente en la calle, en el Liceo, o en reuniones familiares, veríamos que tales nombres no son desconocidos, e integran ese pasado que de alguna manera nos conforma. Y a eso se suma, hecho capital, que en los tres casos nombrados el arte siempre fue entendido como creación, es decir como búsqueda incesante. Y es por esto que pudieron aunar, desde diferentes posiciones, lo peculiar y lo universal. O dicho de otro modo, dieron presencia de su americanismo, rebasando lo estrictamente local con las expresiones más audaces, para llegar a una forma determinada y propia. Y por esto dando validez universal a esta ciudad.
Y así en nuestra memoria persisten las imágenes de circo, con los ambientes chacareros, o las composiciones con desnudos femeninos, de Manuel Rosé. O los cambios del espacio y del volúmen, donde figuras rompen un espacio encajonado, hasta llegar a una vuelta al lugar como son Las Tetonas, en Germán Cabrera. Y en Pareja desde sus composiciones con figuras legendarias como el Gaucho, su experiencia con el mosaico, y su síntesis final de color y dibujo. Y esto solo sería nombrarlos, porque en el caso de cada uno de ellos se adentraron en la materia misma de su trabajo, y fueron trabajadores infatigables. También por esto tenemos que reivindicarlos en nuestra memoria ciudadana y que sean parte de nosotros, antes de que sean hurtados por el pasatiempo perverso y el dislate.
En los tres nombres podríamos enlazar tiempos, desde aquella Las Piedras diferente a la actual, en la que Rosé pintor ya reconocido conocía las inquietudes de dos jóvenes amigos: Pareja y Cabrera. Todo dado en el ambiente propio de aquella ciudad que ya fue. Sin embargo, y gracias al arte, podemos seguir viendo por sus pinturas y esculturas, como siguen conversando en cualquier calle, con claridad y pasión. Porque claros y apasionados lo fueron. Grandes también, podemos agregar. Es un orgullo y un deber para esta ciudad, recordar sus nombres y sus obras.
Marcelo Pareja.
1992