Batalla de Las Piedras
La Batalla de Las Piedras fue la primera dentro de las luchas por la independencia de las colonias hispanoamericanas, gesta que se había iniciado a partir de mayo de 1810, cuando la Junta de Gobierno constituida en Buenos Aires derrocó al Virrey Cisneros.
Con la llegada a Montevideo de don Francisco Javier de Elío, nombrado virrey del Río de la Plata por el Consejo de Regencia, se declara rebeldes a los integrantes de la Junta , y Montevideo cierra su puerto a los barcos procedentes de Buenos Aires.
Sin embargo, en la Banda Oriental, la población rural se manifiesta a favor de la causa revolucionaria, al frente se encontraba el Capitán de la Compañía de Blandengues, José Artigas, quien decide abandonar la guarnición española en Colonia. El levantamiento de 1811, según Barrán y Nahúm fue una revolución de multitudes campesinas, no de minorías ilustradas urbanas como el 25 de mayo de 1810 en Buenos Aires.
El 15 de febrero de 1811 se dirigió a Buenos Aires, y desde allí a Mercedes, donde comenzó a preparar un precario ejército formado por campesinos, sin instrucción militar. Utilizaron armas sencillas, como boleadoras, cuchillos y lanzas, confeccionadas con cañas, en cuyas puntas colocaban una de las hojas de las tijeras que usaban para esquilar.
En este escenario se produce el Grito de Asencio el 28 de febrero de 1811. Artigas instala su Cuartel General en Mercedes y desde allí partió con sus hombres hacia el sur para arribar a la ciudad de Canelones, en ese momento denominada Nuestra Señora de Guadalupe, ubicada a 40 kms. de Montevideo. Permanece allí del 12 al 16 de mayo. La idea era sitiar a Montevideo para obligar a rendirse a las autoridades españolas. Las improvisadas tropas de Artigas, con 600 hombres a caballo y 400 a pie, debieron enfrentarse al ejército hispánico, comandado por el Capitán de Fragata D. José Posadas que reunía alrededor de 1.200 hombres. Muchos de estos desertaron en medio de la lucha y pasaron a engrosar las filas patrias. El 28 de abril Posadas se dirige a la Capilla de Las Piedras, lo acompañan Marinos de Guerra y Mercantes y luego se suman dos Partidas de presidiarios al mando de Mena.
Artigas se instala en las puntas del Canelón Chico “donde cerró la noche: el 17 amaneció lloviendo copiosamente y dispuse acampar, en la tarde del mismo día se incorporó mi hermano Don Manuel con 304 voluntarios reunidos en la campaña (…) El 18 amaneció sereno despaché algunas partidas de observación sobre el campo enemigo, que distaba menos de dos leguas del mío”. En la estrategia señala Artigas “ordené dos columnas de caballería una al mando de D. Juan de León que ocupaba el ala izquierda, y la otra al de D. Antonio Pérez que ocupaba el ala derecha, con la demás gente mi hermano D. Manuel Francisco Artigas formó otra columna con el objeto de cortar la retirada a los enemigos…” de esta operación resultó que los españoles “quedaron encerrados en un círculo bastante estrecho”. El combate empezó a las once de la mañana y terminó al ponerse el sol, “después de una rigurosa resistencia se rindieron los contrarios quedando el campo de batalla para nosotros”.(Parte de la Batalla de Las Piedras, 30 de mayo de 1811).
Los españoles habían instalado su campamento en una altura, situando a la caballería muy próxima al arroyo de Las Piedras. Antonio Pérez, fue el encargado con sus tropas a pie, de acercarse a los enemigos, y luego, retroceder ante el ataque de sus balas, con el fin de hacer salir a los españoles de su posición para iniciar una persecución. Por la izquierda avanzó el hermano de Artigas, impidiendo la retirada, siendo quien dirige la campaña del este, en abril Manuel Francisco Artigas, parte de Casupá hacia la villa de Minas, de la que tomó posesión. Continúa sus marcha hacia la villa de San Carlos, luego se ocupa la fortaleza de Santa Teresa, finalmente parte de Maldonado hacia Pando, para reunirse con Artigas en las Puntas del Canelón Chico.
La Batalla de Las Piedras fue el Primer triunfo militar en el Río de la Plata y como tal tonificó el espíritu de otros pueblos americanos, victoria que abrió el Frente Oriental de lucha, que hasta el momento había fracasado en su afán de liberar los territorios norteños. La misma posibilitó luego, la independencia del Paraguay, el avance de los ejércitos juntistas del Alto Perú. Artigas siempre protegerá el flanco Oriental con su Liga Federal, como Protector del Sistema de los pueblos Libres.
El Comandante españolista José María Salazar, informa a su Superior en España “…la sola noticia de que las tropas de Buenos Aires tenían sitiada al baluarte de América…reanimó el entusiasmo de las Provincias a favor de la independencia de Chile, y no dudaré en afirmar que hasta el mismo reino de Lima se ha resentido de tan funesta nueva, pero lo que no puede dudarse es que ella ocasionó el que el Paraguay adoptase unirse al de Buenos Aires, como lo hizo…en esta Banda lograron atraerse a su partido a todos los pueblos y quitándonos cuantos auxilios sacábamos de ellos, reducirnos a sólo el recinto de la plaza y a la mayor miseria y pobreza por mucho tiempo”. El control del “ Paso de Las Piedras” sobre el arroyo homónimo, significó el control de la campaña, la posibilidad de acceder al ganado, al alimento. Al respecto, continúa Salazar”…la plaza se encuentra sin tropa, sin marina… sin carne, y lo que es peor de todo sin trigo”.
LOS SITIOS DE LA MEMORIA
Desde 1911, La Comisión Nacional encargada de los festejos del Centenario de la Batalla, fue la que delimitó el campo de batalla, el cual comprendía los campos de Hernández, Sosa, Díaz y Vega, siendo el epicentro del mismo “la loma de Hernández”, lugar del simbólico Obelisco con la Victoria (obra del escultor J.M.Ferrari, 1911) y el Mástil(1950) para el izamiento del Pabellón Nacional. Desde la contemporaneidad es lugar permanente de conmemoración, “…y lo que otorga valor no es simplemente la memoria, sino la asociación entre la memoria colectiva y una forma de celebrarlo a través de actividades en el presente que retoman o injertan en el pasado una actualización vigente…Entonces, de alguna manera, el patrimonio es ahora la celebración, cuando se hace expresamente, de hitos identitarios o de las moradas de las memorias colectivas,… “.(Dr.Ing.Agr.Pellegrino, Carlos,(2013), “la vegetación como componente significativo en ámbitos patrimoniales”, en Urruzola, Juan Pedro, Patrimonio en Debate”, IMM,p.82-83). En el mismo sentido Sabaté señala “…el Paisaje cultural es un ámbito geográfico asociado a un evento, a una actividad, a un personaje histórico, y que contiene por tanto valores estéticos y culturales… El Proyecto de un Parque patrimonial implica garantizar en un determinado paisaje cultural la preservación de sus recursos patrimoniales y, al mismo tiempo, ponerlos al servicio de la reactivación económica de la región…muchos lugares asumen un protagonismo cada vez más relevante como lugares comunicativos…”(Sabaté, Bel, Joaquin, “Paisajes culturales como recurso básico para un nuevo modelo de desarrollo”).
Artigas y “la Revolución Oriental en la Emancipación Hispanoamericana”
La Revolución de la Banda Oriental se caracteriza desde el comienzo por su carácter rural y policlasista. José Artigas con su “pueblo reunido y armado” (expresión de Agustín Beraza) va desarrollando un pensamiento sincrético (como señala Lucía Sala), expresión de diversas corrientes ideológicas del siglo XVIII. La emancipación americana forma parte de las “Revoluciones Atlánticas”. La misma se nutre del pensamiento español, ya que al quedar acéfalo el poder real, la soberanía es asumida por el pueblo, su original depositario.
La influencia de Francia en la concepción de los derechos humanos siendo Rousseau, el inspirador de la “Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano”(1789). Es de destacar la importancia de las ideas “jacobinas” en la revolución hispanoamericana; la obra de Jean-Jacques Rousseau “Contrato Social”, influyó en el- pensamiento de Mariano Moreno y en el artiguismo.
Por otro lado, la influencia de las ideas norteamericanas sobre la confederación y su difusión a través de la obra “La independencia de la Costa Firme justificada por Thomas Paine”, por Manuel García de Sena.
Por último destacar lo peculiar del proceso americano y la singuralidad de la revolución de la Provincia Oriental en el Río de la Plata. En este contexto tiene un lugar especial las características geográficas, sociales, económicas y políticas de la “gran comarca” en que se desarrolla la revolución, así como la visión de Artigas, en la dialéctica con las masas campesinas que la componen. Es la “pradera, frontera, puerto”, donde conviven y luchan grupos sociales y étnicos diferentes, el gaucho, junto a los indios, los negros esclavos y libertos, los criollos pobres, los hacendados con buenas suertes de estancia, las mujeres, los curas patriotas, los blandengues, todos quienes conformaron el “ejército nuevo” en la revolución.
Para comprender el artiguismo es necesario comprender la particularidades de la Banda Oriental: la riqueza ganadera, la cuestión de la tierra, los conflictos de la sociedad rural y urbana, la política monopolista del gobierno español, el comercio ilegal del contrabando, la historia del puerto de Montevideo. Éste último ocupa un lugar central, nudo de la futura rivalidad con Buenos Aires. Montevideo nacía como plaza fuerte, como bastión militar frente a Portugal y Apostadero Naval del Río de la Plata. Sus enormes ventajas naturales lo haría medio siglo despúes de su fundación, un poderoso rival. Este proceso culmina hacia 1778 con la Real Cédula de Libre Comercio, por la cual se le dan nuevas prerrogativas a Montevideo y Buenos Aires y se les otorgan los derechos del resto de la América española.